martes, 4 de octubre de 2016

Donaciones en el pueblo

Los que hayan jugado a la versión de Wild World, les sonará bastante la opción de las donaciones a la isla de Poconá, en el que a partir de ciertas cantidades que hayamos donado, nos enviaban cartas a nuestro buzón dándonos las gracias (con sus características frasecillas bastante graciosas e ingeniosas de habitantes de Poconá) y entregándolos accesorios exclusivos: en aquella época eran las plumas que hoy en día se consiguen en el Carnaval.

Lo curioso es que en la mayoría de juegos estas donaciones también te permitían instalar ciertos proyectos en el pueblo que actualmente son proyectos normales en la versión de New Leaf, el fondo cívico. ¿Y si recuperamos el fondo cívico de otra manera?




Al fondo cívico solo el jugador podía donar bayas, igual que en los proyectos solo el jugador puede donar dinero para que estos se cumplan en su pago (por mucho que nuestro discurso final podamos mencionar que "lo hemos conseguido" como si otros vecinos hubiesen donado también dinero al proyecto).

En esta ocasión, una forma de hacer a los vecinos partícipes en el crecimiento y el desarrollo de nuestro pueblo a un gran lugar dónde vivir, sería con un fondo cívico en el que ellos también aportarían dinero. La cantidad no variaría mucho de entre las 100-10.000 bayas dependiendo de nuestro vecino (por ejemplo, Elvis, ese famoso león gruñón con muebles muy caros en su casa como los tronos) y su poder adquisitivo real, aunque en realidad los vecinos generalmente no tienen trabajo, pero como nuestro personaje, se "ganan la vida" como pueden.

La frecuencia en la que donarían bayas al fondo cívico dependería de lo a gusto que se sienten los vecinos en el pueblo y de cierto valor de aleatoriedad, para que el jugador también tenga que ser partícipe en las donaciones del pueblo. En ocasiones, se pueden incluso repartir premios cívicos a aquellos que más hayan donado a las arcas del pueblo, por su preocupación por su crecimiento. Además, cuanto más done un vecino más probabilidades habría con ese vecino de que éste pidiese proyectos, encargos especiales o repartiese ciertos regalos al jugador, que será además su alcalde, ¡ya que para él, vive en el lugar ideal!


No solo eso, el fondo cívico no solo ayudaría a que los vecinos cogiesen más confianza y cariño con nuestro pueblo, si no que nos ayudaría a desbloquear nuevas opciones y proyectos (sin necesidad de las peticiones): por ejemplo, al alcanzar cierta cantidad de donaciones el alcalde recibe algún premio extra y además se desbloquean nuevos proyectos en su respectivo listado, como por ejemplo unas porterías para jugar al fútbol.

Si además el pueblo dispone de "niveles de popularidad", como en los juegos de MySims, las donaciones ayudarían también a que aumente el progreso del pueblo y desbloquearía incluso locales nuevos o nuevos eventos y visitantes especiales consigo, de modo que cuanto más juguemos y avancemos en nuestro pueblo, más oportunidades ofrecería.

Esto además ayudaría a que, si no sabemos realmente que hacer en nuestra vida a vida en el pueblo (a más de uno alguna vez nos ha pasado), esto nos daría un objetivo a tener en cuenta, incrementar el valor del pueblo (su popularidad, progreso, satisfacción, etc), la cantidad de donaciones ofrecidas y aumentar las oportunidades de mejorarlo a medida que avancemos o desbloqueemos nuevas opciones incluso para nuestro personaje (por ejemplo más huecos en nuestros bolsillos).

Evidentemente, incorporar la opción de que algunos vecinos puedan o no donar en los proyectos (aunque habría opción de pagarlo de golpe al intentar colocarlo para evitar más trámites), aunque sea en pequeñas cantidades, también haría que el pueblo estuviese vivo de verdad, e incluso podríamos pedir amablemente a algunos vecinos amigos nuestros una pequeña ayudita en la creación del proyecto.

Añadir pequeños objetivos un poco más extensos que los actuales que hay en Animal Crossing, ayudaría al progreso y a nuestra sensación de satisfacción y premio que hay en la saga actualmente, sin perdernos por el camino o sentirnos a veces que no tenemos nada que hacer o no sabemos que hacer mientras tanto.

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